lunes, mayo 12, 2008

Gente


El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.
Eduardo Galeano

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo! Ahí va otro: "Los días más insólitos los viví en Amirbar: En Amirbar dejé jirones del alma y buena parte de la energía que encendió mi juventud. Desde allí descendí tal vez más sereno, no sé, pero ya cansado para siempre. Lo que vino después ha sido un sobrevivir a la terca aventura de cada día. Poca cosa..."
Es un fragmento del libro de Álvaro Mutis, "Amirbar"

Anguá Mievo dijo...

Muy Bueno, a la vez terrible.